Con esta entrada quiero lanzar mi frustración al ciberespacio y compartir con...eh...el ciberespacio también una experiencia que me viene pasando toda la vida: el dejar las cosas para después. El problema de dejar las cosas para después es, que hasta ahora todo me ha salido bien. Pero lo mal que lo pasas los días anteriores a LA COSA (llámese examen, mesa redonda (en este caso), congreso...) no compensa para nada el dejar las cosas para más adelante.
Mi espiral "mortal" es la siguiente: tengo mucho tiempo para realizar LA COSA. Mareo la perdiz. La mareo y la mareo. Me pongo con LA COSA. La perdiz picotea alli, allá...voy con calma, tengo mucho tiempo...bla, bla, bla. La siguiente fase es ya la de que se me ha echado el tiempo encima y no me da tiempo. No me da tiempo, no me da tiempo...y la última fase, en la cual me encuentro ahora es: PÁNICO. Digo que no estoy, no voy, me he puesto mala, me he torcido un tobillo...cualquier excusa es buena antes que presentarme a una mesa redonda con lo poco que he
La viñeta ilustrativa que quería haber utilizado la leí por primera vez en el tablón de un departamento de la Facultad. Algún profesor o profesora había sabido captar la pasta de la que muchos estamos hechos. En la viñeta era de noche y ponía algo como "noche previa al examen". Aparecían varios edificios y "bocadillos" que salían de cada uno de ellos, procedentes de sufridos estudiantes que decían "¡A Dios pongo por testigo que no me volverá a pillar el toro!" o algo por el estilo. Bueno, ¡pues eso digo yo! Y vosotros quedáis como testigos;)
Como diría Clooney...buenas noches y buena suerte...